Estimados camaradas:
Debo disculpar la demora de la
emisión de esta nueva carta. Resulta que ha habido modificaciones al interior
de la Grigori Zinoviev. Nuestro
politburó consideró necesario que el camarada Néstor Jorge Bronstein debía dar
un paso al costado y retirarse de manera inmediata y de forma imperativa de la
agrupación. Pero me estoy adelantando un poco al relato; lo más coherente
sería concederles a ustedes una detallada crónica de los eventos que realizaron
las condiciones materiales que no sólo posibilitaron sino hicieron efectiva
esta destitución del antiguo presidente; y eso haré a continuación:
Es bien sabido por ustedes,
queridos camaradas, que desde la Grigori Zinoviev se apoyó la candidatura del
camarada Jorge Altamira del Partido Obrero en compañía de su par y vicepresidente
de fórmula Cristian Castillo del P.T.S. para las elecciones proscriptivas
impulsadas por este modelo de país capitalista de democracia representativa y
corte neoliberal-clientelista-bonapartista-plutócrata-gobernado-por-una-burguesía-populista-representada-en-la
imagen-de-la-presidenta-Kristina con un objetivo claro –o al menos eso
creíamos-. Considerábamos que la inevitable proscripción al F.I.T. evidenciaría
las miles de contradicciones latentes en el sistema de democracia
representativa que funciona en la Argentina desde 1853. Sin embargo, y
permítaseme el desliz a la jerga cotidiana, nos salió el tiro por la culata.
A partir de la formidable
elección realizada por el F.I.T., muchos camaradas llegamos a la conclusión de
que habíamos apoyado no a un partido de vanguardia dispuesto a convulsionar las
bases mismas del sistema al exponer las enormes contradicciones que se hallan
en él como el frágil cemento que sostiene los cimientos del modelo, sino que no
era otra cosa que un partido burgués de corte reformista dispuesto a continuar
profundizando las desigualdades latentes y evidentes en la sociedad a la par de
una mísera redistribución de la riqueza, mientras los poderes económicos que
saquean las riquezas de nuestro suelo y hunden al proletariado en el hambre y
apaciguan su naturaleza combativa de sujeto-revolucionario a través de
mecanismos de enajenación que no son otros que los aparatos ideológicos del
Estado y de los grupos económicos privados (todos parte de la burguesía y, por
tanto, cómplices en la consecución de los intereses de clase que les competen).
La única diferencia entre el F.I.T. y el resto de los partidos burgueses no es
otra que la agresividad de su discurso, a las claras un discurso revolucionario.
A quienes confiábamos la tarea de ser proscriptos por el gobierno burgués de
los K, les desenmascaramos el rostro parco y maléfico del más atroz capitalismo:
ése que se hace pasar por socialista-revolucionario. ¿Entonces –me pregunto en
un tono retórico- es más revolucionario votarlo a Duhalde que a Altamira?
¡Absolutamente! El primero profundizará las contradicciones del capitalismo a
través de la liberación de la siniestra mano invisible y la represión de las
insurgencias populares encabezadas por líderes revolucionarios hasta llegar al
derramamiento de sangre y, con ello, a las condiciones materiales por parte del
proletariado –estimulado por el odio a la burguesía y las ansias de cambio
social- a llevar adelante la Revolución con mayúscula. Ya casi vivimos una
situación similar en 2002 y esperamos el regreso inmediato a esas condiciones
materiales. El segundo, si bien dice ser representante de las bases obreras, asumimos
que nos engaña ya de manera analítica: todos sabemos que la representación no
es otra cosa que la enajenación de la voluntad política del
sujeto-revolucionario-clase-obrera. ¿Qué quiero decir con esto? Que desde un
inicio, asumimos por axioma que todo aquel que se presenta a elecciones es
burgués. Los verdaderos partidos revolucionarios intentan legitimar su poder
por fuera del absurdo sistema de representación ejecutiva y parlamentaria,
vaciándolo de contenido –al sistema burgués- e instaurando un sistema
revolucionario fundamentado –valga la redundancia- por una Revolución con
mayúscula. Pero, continuando con el análisis, el capitalismo encabezado por el
F.I.T., al igual que el de los K, mantiene una mínima redistribución de la
riqueza a través del derramamiento –¡DE AQUELLA COPA QUE DERRAMA!- con el fin
de perpetuar a la burguesía y toda su ostentación cortesana. En otras palabras,
decirle sí a Altamira y Castillo (me refiero a ellos de manera individual para
dar cuenta del cacicazgo burgués que los enviste) es negar la necesidad de la
instauración por vías revolucionarias de
la dictadura del proletariado.
La cuestión entonces fue la
siguiente: varios miembros de la Grigori Zinoviev decidieron continuar apoyando
al F.I.T. en estos momentos, dado que consideran que ganar una o dos bancas en
la Cámara de Diputados del Congreso de la Nación es un triunfo de la clase
trabajadora. Entre quienes encararon esa línea de acción política se encuentra
Néstor Jorge Bronstein, hoy ex presidente de la Grigori Zinoviev. ¿Por qué
decidimos nosotros –los verdaderos revolucionarios- no seguir esta línea? Creo
que lo arriba expuesto es suficiente para sacar una conclusión, pero como
argumento adicional consideramos que no es el F.I.T. el que ganará las bancas
en la Cámara de Diputados, sino que ganará la clase dominante frente a la clase
trabajadora. Perderemos todos los que luchamos por una sociedad justa y
equitativa, puesto que la victoria del F.I.T. retrasará la caída del sistema,
hará más evanescentes las condiciones materiales de la Revolución; perpetuará,
en definitiva, la desigualdad, el oprobio, la ostentación cortesana, la
demagogia, el clientelismo, el
neoliberalismo, el liberalismo, el populismo, la degeneración y la continuación
de la cultura de masas fundada en los establecimientos de construcciones
culturales impulsadas desde el poder para arrear a la clase trabajadora en el
apaciguamiento y la siesta política. Fue de una gran decepción descubrir que mi
hermano –como así lo consideraba- Néstor Bronstein es, inevitablemente, un
burgués encubierto; un burgués disfrazado; un payaso materialista que se hizo
tomar en serio. Pero las ideas trascienden a los meros nombres, y la Grigori
Zinoviev, vanguardia revolucionaria del Conurbano Bonaerense, continuará su
batalla cultural e ideológica en el lugar que mejor lo supo hacer: La
Universidad. Ya muchos camaradas nos hemos ganado con nuestra retórica epistemológica
fundada en el materialismo dialéctico y el comunismo científico frente a la
mera doxa y manipulación clientelar de las organizaciones oficialistas
financiadas –no me cabe la menor duda- con los fondos del %82 móvil. Por eso gritamos
junto a los oprimidos:
¡BASTA DE
IMPUNIDAD!
¡BASTA DE
PROSCRIPCIÓN!
¡BASTA DE
EXPLOTACIÓN!
¡ASAMBLEA
PERMANENTE!
¡UNIVERSIDAD DE LOS
TRABAJADORES; Y AL QUE NO GUSTA, SE JODE, SE JODE…!
Es hora de movilizar a las bases
estudiantiles, sujeto pasivo de la dominación empresaria-docente y sujeto
activo de la futura Revolución-con-mayúscula venidera. Los ánimos nos sobran,
la movilización es imperativa. Los saluda cordialmente,
Nahuel Ulianov, agrupación
Grigori Zinóviev
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