18 jul 2012

Una larga respuesta en facebook

A continuación voy a reproducir una respuesta que hice en facebook a un posteo gorila de una conocida mía. El susodicho versaba en una crítica al gobierno de Cristina. Respondí algunas cosas pero, con motivos de ahorro -y porque lo tengo medio abandonado pero sigo siendo el Leviatán de este blog, y por tanto hago lo que se me canta- voy a saltear toda la  discusión y publicar -en un alarde de onanismo- únicamente la última respuesta -esperemos- dé sobre el tema:

Si se me permite plantear algunas cosillas respecto del gran debate grande aquí expuesto, en parte respondiendo algunas cosas que se me plantearon y en parte poniendo el ojo en otras, aunque siempre versando un poco sobre lo mismo, voy a tratar de articular un discurso mínimamente coherente.
Voy a comenzar respondiendole a G… -no voy luego a cambiar interlocutor porque muchas cosas las escupí en base a la lectura general y sobre la marcha, así que algunas cosas van para vos y otras en general a todos, por lo que estimo que cada cual tendrá la capacidad de discriminar los argumentos- porque me sentí aludido en la chicana de la búsqueda de estadísticas. Primero a lo primero, hablar de "lavado de cerebro" es anticipar la impugnación del interlocutor. Éste no se guía por ningún criterio de autonomía, no responde a ninguna ley. Se anula así el debate desde el vamos, después de todo, ¿para qué escucharlo o leerlo si tiene el cerebro lavado? Es otra chicana (van dos) y la voy a asumir como tal. Saliendo un poco de eso me meto en la discusión"seria de lleno: durante el debate se presentó la figura retórica de la "cultura del trabajo". Argumento harto conocido que versa sobre el fomento por parte de gobernantes populistas a la vagancia de las clases más bajas a través de la asignación arbitraria de planes sociales que van desde el capital líquido hasta formas más burdas como "el pancho y la coca" o "el chori y el vino". Perfecto. Ahora bien, la cultura -no descubro nada- se presenta en el sentido común como algo que es constitutivo de la identidad del individuo. Yo soy argentino, hablo castellano, soy de clase media y tengo los usos y costumbres de mi clase, escucho tango, fui educado en una familia cristiana y en un colegio laico, etc. Todo lo que diga o piense va a estar determinado por mi comunidad. No puedo sacarme esas vestiduras de encima y sería hipócrita decir lo contrario. Sin embargo, uno no elige la cultura en la que nace. Desde ese lugar, el sentido común nos dicta una heteronomía subjetiva. Después de todo, ¿hasta qué punto soy capaz de elegir cómo pienso, si es que la forma de articulación de mi discurso se da en determinado lenguaje y según determinadas formas lógicas? Y si es así, no se me puede imputar mi cultura. En tal sentido, es decir, en el determinismo cultural, la cultura de la falta de cultura del trabajo es algo que hace a la víctima de esa cultura justamente eso: una víctima, un inimputable. Ahora bien, no lo vemos de esa forma. El pibe sin cultura del trabajo se hace a determinada edad culpable de fomentar la vagancia. Hay como un corte cronológico que se da con la posibilidad abierta al ingreso al mundo del trabajo (ponele los 14, 15 años) en que ese individuo se vuelve un cínico como el Lazarillo de Tormes o un vago, perdiendo así su calidad de víctima a los ojos de cualquiera. Pero esa "desvictimización" de la víctima del determinismo cultural no se da en cualquiera -no es universal-, porque el Yo -mi Yo- siempre se asume a sí como víctima. Se ve claramente en el argumento que me presentaste arriba: no te hacían hacer nada en el colegio, por eso sufriste el ingreso a la universidad. No sos culpable de la cultura de estudio que te fue impuesta. No sos culpable que te hayan dejado librada al desamparo de tu propia vagancia para agarrar un libro. ¿Entonces por qué los culpás a ellos y a vos te excluis de tu falta de autoconciencia ética? No estás universalizando tu planteo, pues ad hoc te estás excluyendo de él. Es muy posmo eso y también muy típico del sentido común.
Obvio, hablamos del sentido común de la posmodernidad. Ese sentido común que nos transforma en la cosa más importante del mundo, previa a las relaciones intersubjetivas -el yo es previo a su relación con el mundo-, indeterminada en su libertad negativa. Esa posmodernidad berreta de la persona que siente claustrofobia cuando le dicen que la marca de detergente que compraba no existe más (conozco gente así). Todo deviene en una falta de libertad, incluso la propia elección de uno que nos determina a la negación de cualquier otra elección posible. ¿Y en qué termina? Inevitablemente en la parálisis, todo sea para indeterminar la libertad indeterminada. Mejor irse de acá antes de que el barco se hunda, dicen algunos. Mejor hablar de que debemos crear la cultura del trabajo. ¿Cómo? ¿Acaso en la mera proclama vacía? ¿Y qué sucede con las instancias de participación que nos brinda la eticidad? Te doy un ejemplo concreto, ya que nos ufanamos en la experiencia y aplicamos inducciones divinas de persona de la calle: la JP Evita (no voy a presentarla porque asumo que todos saben qué es y las miles de críticas que les pueden caber a sus militantes) ha hecho un laburo en el barrio La Manuelita de San Miguel que es digno de sacarse el sombrero. ¿En qué consistió? Básicamente en la creación de una murga de barrio para integrar a los pibes de entre 10 y 15 años a una instancia colectiva de desarrollo subjetivo. Los pibes van a la murga, ingresan a otros ámbitos de socialización. Los presentan en festivales y eso los hace dedicarle más tiempo a la murga. Hace un año tenían pensado hacer un mural en la escuela del barrio sobre la actividad que están desarrollando (no me enteré nunca si lo hicieron o no, pero no viene eso a la discusión).En definitiva, los saca de la calle, les da un objetivo a corto plazo que sirve a la constitución de virtudes y hábitos. Por ahí esos pibes si no estuviera esa murga estarían en la calle tomando merca, aspirando pegamento... cosas podridas que se ven en la tele todos los días. No pretendo hacer una apología de la JP Evita, de la cual no soy militante ni mucho menos, pero no puedo evitar preguntarme, sabiendo la acción social que hacen en ese barrio, cuánto debería el Estado -no el gobierno, sino el Estado Argentino- retribuirles económicamente a los militantes semejante labor (y no doy un número quizás muy impresionante, estoy hablando de una murga de 20, 25 pibes). Para mí rescatar a esos pibes de la calle no tiene precio. Desde cualquier punto de vista, incluso el mero utilitarismo que me plantearía que un pibe integrado es un chorro menos, a la noción más altruista del mundo, el valor de la inclusión que hacen los militantes políticos en La Manuelita es incalculable. Y hablo de la Manuelita, de la que tuve experiencia concreta, pero en las charlas con militantes de base (de cualquier signo político pero fundamentalmente kirchneristas) concluimos siempre que la actividad y activación de la comunidad barrial es fundamental a la inclusión de los menos favorecidos al sistema y la lucha contra la delincuencia común que trae aparejada. Por eso dije en un comentario más arriba que lo del sistema de ayuda social es muy complejo. Muchos hablan sin saber cómo se da la redistribución (si es equitativa, si es justa) a partir de la impugnación inductiva con denuncias de fomento a la vagancia y clientelismo político ("yo conocí a A que conocía a B que vivía de un plan"). ¿Y dónde queda esa inducción cuando presento un caso como el de La Manuelita, del que tengo una experiencia re profunda a partir de una invitación de un conocido de la facu a conocer a los pibes de la murga? ¿Eso implica que no haya gente de mierda que se pasa de viva? ¡En lo absoluto! Pero universalizar e impugnar la inclusión social que hace la militancia de base me parece un descaro desde donde se vea. Y lo repito, para que no me acusen de alguna boludez, no soy ni militante político, ni tengo la voluntad comprada -a propósito de eso, la tradición liberal piensa que el mejor candidato es el que te compra el voto-. Mi elección por Cristina fue muy racional y en gran medida va de la mano de esto que relate. Y sí, yo me deslomo estudiando, laburo en la facu por muy poco y también vivo el día a día haciendo changas que me respaldan con 150 mangos extras por semana (¡con toda la furia!). Aporto en casa la guita extra, lo cual no me permite ahorrar más que para invertir en libros que necesito para la carrera y mejorar una educación que creo limitada ante las preguntas que me deja (nada de salir de joda o de planear las vacaciones)... pero no me victimizo por eso. De hecho, lo celebro. Lo celebro porque, a diferencia de cualquier otro país de Latinoamérica, tengo educación pública -REALMENTE PÚBLICA- y de calidad (y hablo de calidad porque hay materias de grado en Puan, por ejemplo, que tienen el grado de dificultad que seminarios de posgrado en las mejores universidades chilenas), por la cual no tengo que aportar un mango más que el de las fotocopias y el bondi. Algunos no ven la más mínima valía en eso. Yo sí y festejo al gobierno de Juan Perón porque fue el que bancó a la educación universitaria como un derecho y no como un privilegio de familias con doble apellido. Pero eso es otra historia. Vamos al actual gobierno y la inversión que hizo en educación universitaria (el presupuesto de la UBA este año es de 3.200 millones de pesos; te banco Roxy en lo que planteas de los problemas de infraestructura en FADU, pero detenete a pensar lo que significaría que el gobierno interviniera una facultad para administrar la guita que allí se invierte... ¡avasallamiento del gobierno universitario! ¡Docentes, alumnos, personal no docente y graduados, unidos todos haciendo un piquete para impedir el ingreso! Y no acuso a FADU de hacer una cosa que no haría cualquier otra facultad o universidad nacional, pero quiero profundizar un poco en lo que es la pica con los derechos de la Universidad pública a autogobernarse -autogobierno que, dicho sea de paso y me aguanto todas las críticas, es ficticio y el gobierno nacional tiene que tener gente en los órganos de gobierno de cualquier facultad y universidad para que no pasen cosas como las que están pasando en FADU, donde es claro que alguien se fumó guita- que chocan, a veces, con criterios que a uno le parecerían de lo más lógicos. Aclaro que son 3.200 pesos sólo en UBA, excluyo de esta cifra a cualquier otra universidad). El presupuesto de Nación en educación es el más alto de la historia argentina (más del 7%) y continúa siendo poco (y esto no lo digo como queja, debería ser más guita la que se invierte en educación, pero a veces hay que entender que las cosas no se pueden hacer todas de golpe). Y a esto no le estamos incluyendo la inversión en materia investigativa. El CONICET, para mí y para cualquiera que se enfrasque en la labor académica, es una fuente de laburo y una aspiración a conseguirlo que nos mueve a esforzarnos más: presentar ese paper de mierda para X jornada y tener unas centésimas más de puntaje, matarse estudiando sin dormir dos o tres noches seguidas para ir bien preparado al parcial o al final y que nos vaya bien y tener un promedio más alto. ¿Por qué haría eso si no se me presenta un télos que se materializa en fuente de trabajo, en estabilidad laboral por un par de años haciendo lo que a uno le gusta? ¿Por mero capricho pedante? Sí, de eso hay... y mucho. Pero es importante también proponerse uno a vivir de su propia pedantería y que las condiciones materiales y éticas lo permitan.
Yo soy un agradecido de este país, de esta sociedad que me permitió hasta ahora desarrollarme en mi labor educativa, investigativa y laboral. Por eso, cuando veo las cosas que decís, Roxy, sobre que esta sociedad no te dio nada, que todo lo conseguiste por mérito propio, que preferís irte a realizar tu vida lejos en lugar de estar acá y pelearla, me lleno de tristeza. Y en gran medida porque te estimo un montón -a vos y a tu hermana a la que nunca dejé o y no creo dejaré de querer, por más que me sienta tan inconmensurablemente opuesto en este momento- y no puedo creer que concibas tener una autonomía tan poderosa que niega la enorme deuda que tenés con la sociedad -la misma sociedad de los negros que te roban y a los que por eso mismo yo también puteo y voy a seguir puteando- en la que viviste toda tu vida y que te determinó en gran medida tal cual sos ahora, hasta incluso en los rasgos más íntimos de tu personalidad. ¿Porque qué serías apartada de tu propia constitución narrativa? ¿Y qué sería esta constitución narrativa apartada de la historia de tu comunidad? A como yo lo veo, y te pido disculpas, marcharte es cagarte en lo que esta sociedad te dio, es decir, una cultura, una educación, unos valores que tenemos que empezar a aplicar en la práctica para alterar un poco el curso de las injusticias que se dan día a día. No te exijo que alteres tu posicionamiento político, no te pido que levantes la bandera del Nestornauta o una boludez así. Te pido reflexión sobre varias cosas (al fin y al cabo, este post comenzó pidiendo explicaciones y éstas deberás juzgar si son válidas o no)... y te pido acción política, porque sólo de esa forma conseguiremos cambiar el rumbo de las determinaciones.

Al que haya llegado a leer hasta aquí, le agradezco profundamente. Al que no, también. Pero a nadie más que a vos, Roxy, por permitirme este descargo en tu muro. Besos y si querés la seguimos.