César López Claro, La Noche de los Lápices |
Ángeles y demonios. La sangre. El
fuego. El plomo. La fiebre. La efervescencia. El crimen. El silencio. La muerte.
Hoy se cumplen dos aniversarios. El
primero se remonta a 1955. La autodenominada Revolución Libertadora derrocó ese
día al presidente constitucional Juan Domingo Perón e instauró –con el
beneplácito del resto de la esfera política institucional- un régimen de un
autoritarismo nunca antes vivido en la República Argentina. La gran mayoría de
la sociedad fue silenciada a la par de la conformación de un régimen “semidemocrático”
(eufemismo empleado por Marcelo Cavarozzi).
El segundo aniversario se remonta
a 1976. Jóvenes peronistas de La Plata, miembros de la U.E.S. fueron
secuestrados durante la última dictadura militar y llevados a diferentes centros
clandestinos de detención.
Es una fecha interesante,
paradigmática para recordar la resistencia a los sucesivos autoritarismos que
golpearon con sus puños de hierro a la sociedad, más allá de las complicidades
evidentes de sectores civiles en ambos regímenes. El silencio y el olvido sobre
estos acontecimientos no deben volver a repetirse. No tengo más que decir.
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