29 ago 2011

Entrevista a Enzo Traverso






Enzo Traverso es uno de los más destacados historiadores intelectuales europeos, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Picardia-Jules Verne (Amiens, Francia) y profesor visitante en la Universidad Libre de Berlín. Autor de un gran número de obras dedicadas a la reflexión histórico-política, ha dedicado especial atención a las consecuencias sobre la cultura y la política mundial de los crímenes europeos del nazismo. Sus libros han sido traducidos al inglés, castellano, catalán, italiano, alemán y japonés. Esta entrevista, realizada en castellano, tuvo lugar en abril de 2009 con motivo de una conferencia en el congreso “Europa, 1939: el año de las catástrofes”, celebrado en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona. Algunas de las obras de Traverso traducidas al español son: La historia desgarrada: ensayo sobre Auschwitz y los intelectuales, Herder, Barcelona 2001; El totalitarismo. Historia de un debate, Eudeba, Buenos Aires, 2001; La violencia nazi. Una genealogía europea, Fondo de Cultura Económica de España, S.L., Buenos Aires, 2003; Cosmópolis: Figuras del exilio judeo-alemán, México, UNAM, 2004; Los judíos y Alemania. Ensayos sobre la simbiosis judío-alemana, Pre-textos, Valencia, 2005; El pasado. Instrucciones de uso. Historia, memoria, política, Marcial Pons, Madrid, 2007.

28 ago 2011

Sobre la enseñanza del Divino Marqués en clases de educación sexual en un aula llena de alumnos de escuela secundaria (Clase 1 o presentación de la materia)


Filosofía en el tocador comienza con una dedicatoria “A los libertinos”. En ella señala que los lectores de esta obra debemos nutrirnos “de sus principios, que favorecen sus pasiones, esas pasiones con las que fríos e insignificantes moralistas los intimidan, y que no son sino los medios que la naturaleza utiliza para que el hombre logre comprender los designios que ella ha trazado respecto de él”. Gran manera de comenzar una obra.
Finalmente recibí el llamado del director de aquel colegio en el que me presenté para dictar clases de educación sexual. Creí que aquél era un simple burgués de mentalidad burguesa, alejado e intimidado de y por los placeres del libertinaje. ¿Para qué vivir –me pregunté luego de esa entrevista- si vivir sólo implicase reducir nuestra voluntad voluptuosa a la insatisfacción como consecuencia de la estandarización de las relaciones sociales? Ese director de colegio secundario vive para preocuparse de los otros pero no de sí mismo y morirá sin haber probado el dulce placer de la extensión de su fuerza y su violenta carne hasta sus límites irreconciliables con el tiempo. ¿Acaso le han prometido, como a Justina, que después de todos los dolores y las frustraciones que conlleva vivir una vida virtuosa, virtud pisoteada una y mil veces por el vicio, se asegurará un lugar en el Paraíso y no un espacio en el humus y carcomido por los gusanos? Así era como pensaba hasta que oí sonar mi teléfono y escuché la voz del director, impaciente para aplicar mi proyecto educativo en una clase de jóvenes de entre 15 y 16 años. Enloquecido y regodeado en un júbilo terrenal, afirmé que estaría delante de la clase al día siguiente para comenzar.

24 ago 2011

Facebook de Plomo (primer entrega)


En su momento y en otro blog, hice una breve selección de conversaciones en facebook con un carácter muy particular. Me entró cierta nostalgia luego de mi publicación anterior y decidí rescatar la idea de las sombras del olvido y abrir una nueva sección llamada “Facebook de Plomo”; en la misma rescataré conversaciones de lo más interesantes para identificar el pensamiento paradigmático de la clase media argentina.

23 ago 2011

Cuando el facebook tiene muchos comentarios (sobre la censura)


Circunnavegando el facebook me encontré inmiscuido en una discusión irreverente y sin  sentido sobre la censura en un grupo de estudiantes del profesorado de Historia de la Universidad Nacional de General Sarmiento. Se me había acusado a mí, fiel y honesto servidor, de practicar la censura a una compañera que milita en la agrupación de mujeres Pan y Rosas. Ella dijo lo siguiente:

8 ago 2011

"Hasta la posibilidad de ser buenas personas nos robaron"



Anoche vi por primera vez la siguiente publicidad de campaña de Ricardito Alfonsín.


Me pareció muy piola la frase “Hasta la posibilidad de ser una buena persona nos robaron”; la pregunta es quiénes lo han hecho. La imagen mental no se hizo esperar, quién más puede desarrollar tanta paranoia en las personas. ¿Quién más?


Y como nadie da soluciones, la señora no abre la puerta.¡Todo tiene sentido!

7 ago 2011

El "hermano maldito" de la democracia


No me cae simpático Ricardito Alfonsín. Los motivos son varios, pero creo que el principal de todos es que  su único capital político sea portar el apellido de su padre muerto; lo dice, incluso en sus publicidades televisivas: “Sabés que vengo de una familia de políticos”; es lo único que sabemos, Ricardito. Tampoco me caía bien Raul Alfonsín. ¿Será acaso que tengo algún problema con esta “familia de políticos”?

5 ago 2011

Sobre cómo utilizar conceptos kantianos en la vida cotidiana

Mi amiga V… se unió a un grupo de voluntarios para enseñar política en la escuela secundaria. Ayer me la encontré en una reunión de estudiantes de Historia y se refirió a este nuevo emprendimiento suyo. Inmediatamente hubo acabo de explicarme acerca de cómo era en sí, me propuso integrarme al grupo de voluntarios, puesto que yo le resultaba idóneo para cumplir la función de hacerles entender a los chicos qué es la política. No se hizo esperar mi respuesta:
- ¿Voluntario, yo?
- Sí – afirmó confiada y con una inocente sonrisa en su rostro.
-¡Nada de eso! ¡La voluntad es de nihilistas! ¡Yo afirmo la determinación histórica! ¡Cómo puedo aceptar que existe voluntad cuando hay un plan de la Naturaleza que nos dirige hacia la Ilustración! ¡Es imposible que acepte yo ser voluntario!
Luego me marché ofendido. Estos nietzscheanos me tienen harto…

4 ago 2011

"Hemos venido a pasar acá un plácido domingo familiar, tranquilo, pacífico, sereno y de reconciliación nacional"


Filmada en 1985, considerada por muchos una de las, si no la mejor comedia del cine nacional, reverenciada por un amplio público que, sin distingos generacionales, puede verla una y otra vez por televisión, siguiendo en voz alta cada escena, cada reacción, cada línea de diálogo, Esperando la carroza no es –sin embargo– una película excepcional. En efecto, durante la primavera alfonsinista no era nada nuevo, habida cuenta del éxito pasado de Teatro Abierto, desempolvar éxitos de la dramaturgia independiente (de Tito Cossa a Aída Bortnik) y acentuar los detalles “políticos” o “de denuncia”, mientras que el género comedia venía siendo un estándar de producción de la época, incluso desde antes del fin de la dictadura. La luz rebotada y plana que se repite en todos sus interiores bien podría pasar por la de una de Porcel y Olmedo u otro largometraje industrial, y sus decorados y el vestuario rutinariamente costumbristas distan mucho de los imaginativos despliegues con que, por aquellos años, un Solanas o una Bemberg fascinaban miradas exigentes. Tampoco puede decirse, en rigor de verdad, que haya un lenguaje de cámara exquisito o innovador, sino más bien uno a caballo entre cierto oficio clásico y los usos televisivos (así, por ejemplo, en alguna que otra escena del velorio, como el momento en que las adolescentes huyen de la habitación al ver a la abuela, soluciones poco felices del manejo de grupos en el encuadre obligan a los actores a desplazamientos injustificados, cuando no contradictorios), el talento de Doria siempre ha estado más del lado del manejo de los actores que de la cámara. Pero tampoco las actuaciones, si bien muy por encima de la media histórica en términos de calidad, parecen funcionar en un registro distinto del su tiempo y su tradición. No; lejos de ser una película fuera de lo común, el resultado de un trabajo individualísimo y visionario, Esperando la carroza sorprende porque en ella todas esas circunstancias habituales y ordinarias que en el resto de la producción de la época conducen al desastre, a la trivialidad, a un indefectible aburrimiento, aquí se aglutinan, condensan y adquieren su propio ritmo, casi como los proverbiales flancitos de Mamá Cora que la signan desde el inicio.

3 ago 2011

El poder mediático, Zaffaroni y Víctor Hugo

¡Conmigo no!

Mi solidaridad con el Doctor Eugenio Raúl Zaffaroni, no sólo una de las personas más brillantes, un fuera de serie de la República Argentina; sino también un gran humanista. La Suprema Corte de Justicia de la Nación es una de las instituciones más importantes del país y debe ser la más reconocida por la calidad institucional que ha demostrado desde la renovación en adelante.

2 ago 2011

De ángeles torpes, demonios, criminales

Bueno, he aquí una caracterización de los medios de comunicación y su accionar como generadores de sentido común que extraje de la introducción de un libro de Dante Peralta: De ángeles torpes, demonios, criminales: Prensa y derechos humanos desde 1984. Espero que la disfruten:

(...)
No siempre los diarios se declararon “imparciales” y mucho menos “objetivos”. Desde su origen –ligados en Occidente, grosso modo, a los diversos procesos políticos y sociales por los cuales los súbditos se fueron transformando en ciudadanos, es decir, haciéndose cargo de los asuntos comunes-, la prensa fue adquiriendo un rol como actor político cada vez más importante, ya como una voz que de manera explícita reproducía los discursos que defendían los intereses de partidos o facciones políticos, ya con voz propia que defendía intereses más amplios que los de un partido. En Argentina, la historia de los periódicos en la etapa independiente da cuenta de un costoso proceso similar. El principio de la libertad de prensa se definió así en torno a esa historia y a una estructura de la propiedad de los diarios constituida en el siglo XIX, funcional a una sociedad que todavía no era la “sociedad de masas” alfabetizada y con acceso pleno al voto. Durante esa etapa, los intereses se expresaban en posiciones explícitas, de clara acción política de carácter partidario o, en un extremo, faccioso. Propiedad de familias, escritos por hombres públicos que no vivían de esas tareas, los periódicos eran, pues, partícipes ineludibles de los debates, con los límites de lo público propios de la época, identificables en cuanto a sus posiciones e intereses.